Tras diversos acontecimientos que están afectando a Facebook con Cambridge Analytica, a su filial Whatsapp, y la «fábrica de bulos» Rusa, las redes sociales y la privacidad vuelven a ser noticia (marzo 2018).
Quiero aprovechar para reincidir sobre algunos puntos que considero importantes.
Los que me conocen en persona saben bien mi opinión sobre las redes sociales, la privacidad y el valor de nuestros datos más personales, incluso ya he escrito algún artículo al respecto.
Me ha sorprendido ver publicaciones de amigos y familiares en las últimas horas con lemas de cómo proteger tu información personal, borremos Facebook, … y cuando yo les comentaba que tuvieran cuidado con lo que publicaban, me trataban de loco y paranoico… No obstante, no me molesta. Como bien dice nuestro refranero «No hay mal que por bien no venga» y me gusta ver que la evidencia ayuda a concienciar a las personas.
Antes de empezar, me gustaría destacar una máxima que yo tengo:
Si no lo dirías a voces en el parque de la esquina, no lo escribas en ninguna Red Social
Aunque pienses que lo que escribes en Facebook, o cualquier otra red, solo tus amigos lo van a poder ver, no hay nada más alejado de la realidad. Lo que escribes en Facebook pasa a engrosar el sistema de análisis de tu personalidad de Facebook, y lo que es aún peor, será compartido en las numerosas aplicaciones «inútiles» que los usuarios usan a diario (en lo que se apalanca todo el escándalo actual).
El uso correcto de una red social
Antes de seguir, hazte la siguiente pregunta: «¿Es toda la culpa de Facebook y Cambridge Analytica, o tenemos nosotros algo de culpa también?».
Hay una cosa clara: cuando entras en Facebook, estás aceptando una serie de condiciones legales; cuando entras en una aplicación que te pide acceso a tus datos personales (y de tus amigos) en Facebook, estás aceptando que Facebook comparta esa información (y tras lo sucedido, van a controlar más qué se comparte). ¿Has leído esas condiciones legales? Probablemente NO, por tanto no puedes ahora quejarte.
Cuando usamos cualquier servicio en Internet, estamos aceptando una serie de condiciones legales que, me atrevería a afirmar, el 95% de los usuarios aceptamos sin leerlas.
Que conste que no estoy defendiendo a sendas empresas y que deben ajustar cuentas en los tribunales, si los jueces así lo estiman oportuno, por no cumplir o informar correctamente en las bases legales o compartir más datos de los permitidos (fuga de datos), pero parte de culpa la tenemos nosotros por publicar alegremente y dejarnos llevar.
Es importante hacer notar que no hay nada gratis, y los juegos (sobre granjas, encuestas para ver a qué personaje famoso me parezco más, …) que circulan por las redes sociales son solo el anzuelo para que cedamos nuestra vida a empresas ajenas a Facebook. Estas empresas utilizarán la información recopilada para lo que les sea menester.
Por ello, es muy importante no publicar nada que no sea de ámbito público. La información íntima cuéntasela a tus amigos más cercanos tomando unas cervezas, pero no en Facebook. Evita compartir información con terceros, y cuidado con los «Me gusta» pues es otra herramienta para perfilar tus ideologías políticas, sexuales, …
Hoy es Facebook y Cambridge Analytica, pero mañana serán otros … y nosotros hemos regalado alegremente la información de la que se nutren.
La burbuja ideológica
Facebook, Google, Microsoft, Apple, … e infinidad de compañías disponen de gran cantidad de información sobre nosotros, gracias a los servicios que ponen a nuestra disposición de manera (aparentemente) gratuita.
Con toda esa información nos perfilan perfectamente sabiendo nuestro nivel de ingresos, gustos y aficiones, ideología política, orientación sexual, raza, sexo, enfermedades, … y un largo etcétera que asusta.
Con todos los datos recopilados, estas grandes redes filtran la información que nos muestran en función de nuestros gustos, intereses e ideología, haciéndonos creer que poseemos la verdad absoluta, y dificultando contrastar la información bajo otros puntos de vista. Es lo que se conoce como «Burbuja ideológica» y ayuda a hacer crecer bulos y noticias falsas para manejar a la población como corderos hacia donde interese, como ya se está viendo en casos como los bulos procedentes de Rusia.
La Burbuja Ideológica es tremendamente peligrosa, pues no lees información de distintas formas de pensar, que enriquecen nuestra mente y aumentan nuestros puntos de vista.
Esto se une a que somos muy amigos de compartir y compartir sin verificar ni validar las fuentes y damos por cierto todo lo que recibimos (cuando no nos convertimos en auténticas autoridades de la materia en cuestión). No debe sorprendernos entonces que manejen a la sociedad al antojo de unos pocos … y aquí no se salva nadie, ni de derechas ni de izquierdas.
Cuando compartimos noticias sin validar ni verificar, solo apalancándonos en un titular sensacionalista, estamos ayudando a fomentar bulos y noticias falsas que poco nos ayudan. Más increible es cuando la prensa se deja llevar por noticias falsas…
Todo esto ha bajado mi credibilidad sobre lo que leo, no me creo absolutamente nada y, si algo me interesa, me informo por mil sitios y pregunto a gente especialista en la materia, pero no me dejo llevar por lo primero que leo en Internet.
Crédito de la foto de portada: Photo by Dmitry Ratushny on Unsplash